El Focusing, mi hijo y yo
Desde que experimenté por primera vez el Focusing ha sido parte fundamental de mi vida. Cada decisión que tomo o situaciones que vivo las acompaño con el Focusing. Gané confianza desde el momento que decidí tener una pareja de Focusing.
Durante todo mi embarazo me acompañé en las situaciones que me hacían sentir vulnerable o insegura. Acompañé esos sentimientos que me hacían sentir incómoda, pero sabía que acompañarlos traería algo nuevo y refrescante a mi vida, y así ha sido. También acompañé momentos de alegría y euforia que me hacían sentir en una danza de colores.
La última sesión de Focusing, antes de nacer mi hijo, escribí lo siguiente: Siento algo atrapado en mi pecho o entre mi pecho y estómago. Es una sensación que se combina con él. Al hacer la pausa pude nombrar los sentimientos de ansiedad, nervios y alegría. Acompañado de esos sentimientos se vino la imagen de unos niños tomados de la mano como en una ronda, jugando, cantando esperando el momento. Me vi con mi hijo siendo una sola persona, viviendo el momento.
Ahora puedo notar una relación de respeto y empatía con mi hijo, puedo tirarme al piso junto a él cuando algo le desagrada y se siente frustrado, le nombró los sentimientos que siento puede estar experimentado y notó como va cambiando su expresión o el llanto cesa, como diciendo: “Sí, eso es mamá.” En una ocasión él estaba enfermó y se tiró al suelo llorando. Yo me puse de rodillas y acaricie su espalda y le decía: “Sí amor, te sientes mal, no quieres estar así. Te sientes frustrado, frustrado.” Poco a poco dejó de llorar y se puso de pie.
HM, San Salvador
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