Dolor de cabeza
Ahora, practicando el Focusing, sé que si me duele la cabeza es porque algo dentro de mi desea que lo acompañe en lo que le genera malestar. Un día me ocurrió algo en la universidad. Propuse hacer algo en la clase y me pareció que a mis compañeras y compañeros no les agradó. Durante la clase noté que algo dentro de mí se sintió incómoda. Decidí escribirlo en una hoja del cuaderno mientras estaba en clase, porque la incomodidad era muy grande. Escribí “Algo en mí se siente incómoda.” Lo llevaba hacia adentro y mi cuerpo me decía “No, no es eso.” Cotejando, escribí “Algo en mi está enojada.” “No, no es eso,” decía mi sensación corporal. Le ofrecí “Algo en mí se siente triste.” “No, no es eso.”
Al finalizar la clase, continué sintiendo y pensando en lo ocurrido y surgió una dualidad. Algo en mi me decía que era mejor ya no participar en clase, y otra parte de mi decía que siguiera participando. Al llegar a casa sentía un dolor de cabeza, y era consciente que era a raíz de lo ocurrido en clase. Así que busque un lugar tranquilo en la casa y decidí acompañarme nuevamente, trayendo todo lo que había surgido y sobre todo tratando de ser gentil conmigo misma. En el proceso surgió la palabra RECHAZO. Al escucharla, mi sensación corporal me confirmó: “Sí, es eso. Algo en mí se sintió rechazada.”
Eso me llevo a una situación que viví en la adolescencia. Con ello percibí alivio en mi cuerpo. Si no hubiera conocido sobre el Focusing, lo que viví en la universidad hubiera sido algo terrible, hubiera terminado odiando a mis compañeras y sintiendo tediosa la clase junto a ellos. Más sin embargo me siento cómoda y tranquila. Ahora soy consciente que mis reacciones no tienen nada que ver con los demás, responden a mis propias necesidades o experiencias que no he atendido en el pasado.
HM, San Salvador
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